28 de septiembre de 2010

BUEN CRISTIANO BUEN CIUDADANO

DECALOGO DE LA POLITICA PARA EL CRISTIANO
Reciban nuestros cordiales saludos en nombre del Área de Justicia y la Paz de la Diócesis de Chulucanas y que Jesús bendiga siempre en todo momento la noble labor que realizan.

Como fruto del Seminario “Buen cristiano, buen ciudadano”, llevado a cabo los días 24 y 25 de setiembre en el Seminario Mayor “Santísima Trinidad” de la Diócesis de Chulucanas, se ha elaborado el documento denominado: DECALOGO DE LA POLITICA PARA EL CRISTIANO, el cual estamos alcanzando con la finalidad que se difunda a los candidatos a la Alcaldía Provincial, regidores, consejeros regionales, presidentes regionales, presidente de la República y ciudadanía en general. Con esta acción se busca animar la promoción de los valores democráticos y nuestra responsabilidad en la participación ciudadana en la búsqueda del bien común, especialmente de los pobres y excluidos en nuestra comunidad como lo indica la Doctrina Social de la Iglesia.

El futuro de nuestro país es responsabilidad de todos y todas: Autoridades y Ciudadanos, depende de nosotros el progreso para construir una sociedad justa acorde con los valores del evangelio.
Equipo Diocesano de Justicia y Paz.


DECÁLOGO DE LA POLÍTICA PARA EL CRISTIANO

I. La política es la búsqueda del bien común promoviendo la realización digna de la persona humana.

II. La Iglesia está llamada a evangelizar la política, es decir considerar la búsqueda de una vida digna para todos, promoviendo estructuras que faciliten una auténtica convivencia humana desde la vocación personal y comunitaria, particularmente de los laicos que participan en procesos políticos.
III. La Iglesia, a la luz del Evangelio y la Doctrina Social, busca el bien común de todos, especialmente de los más pobres, débiles, marginados y excluidos de una manera leal y desinteresada. En esta misión encuentran su sentido las estructuras eclesiales y políticas.

IV. La auténtica democracia es posible solamente en un estado de derecho, basada en una serie de valores humanos y evangélicos fundamentales que posibiliten la participación de los ciudadanos en la vida del país promoviendo una ética política:
1. Dignidad de la persona humana (igualdad) y respeto de sus derechos inalienables
2. Justicia y Solidaridad (opción preferencial por los pobres y excluidos)
3. Estructuras de concertación para activar la participación, diálogo y vigilancia ciudadana respetando las minorías.
4. Verdad y libertad

V. La autoridad política es comunicativa, transparente y receptiva con la población respetando la libertad y la organización. Está llamada a ejercerse con actitud de servicio, honestidad y sin dejarse llevar por intereses egoístas. Todos estamos llamados a colaborar con la autoridad en la búsqueda del bien común dando vida a las estructuras de participación y no divinizarlas.
VI. Los cristianos tenemos el derecho y el deber de participar activamente en la vida política testificando aquellos valores humanos y evangélicos que promueven el bien común teniendo como fin fundamental la persona humana.
VII. La política de partidos es el campo de acción propio de los laicos, llamados a presentar propuestas de gobierno realistas y adecuadas para solucionar los problemas y favorecer el bien común.
VIII. Ningún partido político puede presentarse como el único partido cristiano o de la Iglesia
IX. El futuro de nuestro país y la democracia es responsabilidad de todos. La abstención de votar en las elecciones y permitir el fraude es signo de grave irresponsabilidad y de débil identidad cristiana. El estado está llamado a garantizar el voto de todos los ciudadanos ofreciendo los medios necesarios.

X. El voto no puede estar guiado prioritariamente por intereses personales; se emite libre y conscientemente, favoreciendo al partido cuyo programa favorece más al a la defensa de la vida humana, la familia, el matrimonio, la dignidad de la mujer, los derechos humanos y a la solución de los principales problemas sociales, siempre de acuerdo a los valores éticos fundamentales.


Chulucanas, 26 de setiembre de 2009.

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