9 de enero de 2010

En Jornada Mundial de la Paz: PAPA VENEDICTO XVI


El Papa reclama mayor compromiso en la defensa de la creación

El 1 de enero se celebra la Jornada Mundial de la Paz, que este año lleva por lema "Si quieres promover la paz, protege la creación". Benedicto XVI se refirió en los años anteriores al "don de Dios en la verdad" (2006), al "fruto del respeto de la persona humana" (2007), a la "expresión de la comunión de la familia humana", y al "llamado a eliminar cualquier forma de pobreza material e inmaterial" (2009). Ahora, siguiendo un ideal itinerario de paz, llega al contexto en que la humanidad recibe la vocación a la paz: la creación.

En su mensaje, el Papa ofrece "una visión cósmica de la paz que se realiza en un estado de armonía entre Dios, la humanidad y la creación" y "en esa perspectiva el ambiente degradado expresa no solamente una ruptura del equilibrio entre la humanidad y la creación, sino un profundo deterioro de la unión entre la humanidad y Dios". El Santo Padre manifiesta la "necesidad de actuar", pero "no propone soluciones técnicas, ni se entromete en políticas gubernamentales", sino que "llama al compromiso de la Iglesia en defensa de la tierra" y enumera una serie de "perspectivas para un camino común de la humanidad" que parte de "una visión no reductora de la naturaleza y del ser humano", un llamamiento a la responsabilidad colectiva, "una revisión profunda del modelo de desarrollo".

En el texto pide también "coherencia en materia de la destinación universal de los bienes de la creación", se resalta la "necesidad de una solidaridad renovada entre las generaciones, proyectada en el espacio y el tiempo" y "entre los países desarrollados y los que se encuentran en vías de desarrollo, sin alimentar visiones parciales que tienden a extremar algunas responsabilidades respecto a otras". Por último, el Papa aboga por "una utilización equilibrada de los recursos energéticos". Benedicto XVI concluye expresando "esperanza en la inteligencia y la dignidad del ser humano" y trazando un "recorrido de profundo equilibrio interior y exterior, entre el Creador, la humanidad y la creación".

"Aunque es cierto que, a causa de la crueldad del hombre con el hombre, hay muchas amenazas a la paz y al auténtico desarrollo humano integral -guerras, conflictos internacionales y regionales, atentados terroristas y violaciones de los derechos humanos-, no son menos preocupantes los peligros causados por el descuido, e incluso por el abuso que se hace de la tierra y de los bienes naturales que Dios nos ha dado. Por este motivo, es indispensable que la humanidad renueve y refuerce "esa alianza entre ser humano y medio ambiente que ha de ser reflejo del amor creador de Dios, del cual procedemos y hacia el cual caminamos", dijo el Papa Venedicto XVI.

En 1990, Juan Pablo II habló de "crisis ecológica" e hizo notar "la urgente necesidad moral de una nueva solidaridad". Este llamamiento se hace hoy todavía más apremiante ante las crecientes manifestaciones de una crisis, que sería irresponsable no tomar en seria consideración. ¿Cómo permanecer indiferentes ante los problemas que se derivan de fenómenos como el cambio climático, la desertificación, el deterioro y la pérdida de productividad de amplias zonas agrícolas, la contaminación de los ríos y de las capas acuíferas, la pérdida de la biodiversidad, el aumento de sucesos naturales extremos, la deforestación de las áreas ecuatoriales y tropicales? ¿Cómo descuidar el creciente fenómeno de los llamados "prófugos ambientales", personas que deben abandonar el ambiente en que viven -y con frecuencia también sus bienes- a causa de su deterioro, para afrontar los peligros y las incógnitas de un desplazamiento forzado? ¿Cómo no reaccionar ante los conflictos actuales, y ante otros potenciales, relacionados con el acceso a los recursos naturales?


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