9 de febrero de 2009

"LA PIEL DE UN INDIO NO CUESTA CARO"


A propósito de las torturas en Majaz

No es ningún hallazgo decir que el indio en el Perú en la mayoría de casos ha provocado rechazo, desprecio. Es casi un lugar común parafrasear ese cuento de Julio Ramón Ribeyro: “La piel de un indio no cuesta caro”. Indio, es un término colonial para designar al otro. Tenían obligaciones -como el tributo indígena- pero no derechos. En el siglo XVI aparece la república de españoles y la república de indios. En el siglo XIX la noción de patria, de nación, no incorporaba al indio, que constituía entonces las tres cuartas partes de la población. Hasta fines de ese siglo, la cuestión indígena no representó un tema de discusión en la sociedad peruana. Estaba claro que la indígena era una raza inferior. En este cuento Ribeyro realiza una crítica fuerte al desprecio que algunos integrantes de las clases dominantes, de poder y algunos hermanos integrantes de la clase media tenían por los desfavorecidos, los marginados cuya gran mayoría son de origen andino.


Lo que llama bastante la atención y es tremendamente preocupante es que en pleno siglo XXI, donde se supone que estamos en democracia, donde los derechos humanos están más en boga, en que la libertad de expresión, de información, de participación ciudadana cobran un auge preponderante; sin embargo, es en esta época que se siguen cometiendo actos contrarios a todo orden legal y moral como es el caso de torturas en Majas contra la clase campesina de la sierra Piurana organizada en ronda y comunidad campesina que data de los primeros días de agosto del 2005, registrándose al menos 40 heridos y un muerto. 28 ronderos y comuneros entre ellos dos mujeres, son interceptados y conducidos al interior del campamento minero. Allí son sometidas a diversas formas de tortura durante tres días.


El diario La República calificó los hechos con exactitud como una herida abierta. Herida de muy larga data, es la falta de respeto y consideración a vastos sectores de país. La literatura peruana ha registrado esto en múltiples ocasiones. Creo que somos muchos los que en circunstancias como en las que ha sido asesinado el comunero Melanio García (existiendo según la coordinadora nacional de derechos humanos indicios de que fue torturado antes de ser ultimado) hemos experimentado el trato discriminatorio, racista, injusto viniéndosenos a nuestras mentes el cuento “La piel de un indio no cuesta caro”.


Además del delito de Tortura, se cometieron contra los ronderos/as y comuneros/as retenidos, los delitos de secuestro agravado, homicidio calificado, actos contra el pudor, omisión del ejercicio de la acción penal del Fiscal Provincial Félix Toledo Leiva, expedición de un certificado médico falso, entre otros delitos cometidos en las instalaciones de la empresa minera Majaz hoy Río Blanco Copper S.A.
En el contexto empresarial existe un concepto novedoso es el de la responsabilidad social, es decir, el compromiso de las empresas para con el bienestar de, entre otros, los miembros de la localidad en la que ella opera. Qué pomposo y vacío queda este concepto cuando conocemos cuatro años y medio después, gracias a la serie de fotografías publicadas por la Coordinadora Nacional de DDHH y la Fundación Ecuménica para el Desarrollo y la Paz, la magnitud de los delitos cometidos por el destacamento policial y el personal de una empresa que, se supone, debe cumplir con los requerimientos de la responsabilidad social. Ahora quiéralo o no, su nombre quedará asociado a estos execrables sucesos.


Los indígenas son como dice aparecida (V conferencia general del episcopado latinoamericano y del caribe), sobre todo, “Otros” diferentes que exigen respeto y reconocimiento. La sociedad tiende a menospreciarlos, desconociendo su diferencia. Su situación social esta marcada por la exclusión y la pobreza.


Nuestros hermanos campesinos, indígenas de Piura son una gran mayoría, tratada como minoría no se ha respetado su decisión expresada en una consulta popular, no se toma en cuenta la determinación de su modelo de desarrollo, no se ha respetado la propiedad de sus tierras, su integridad física, sus vidas; por esto, debemos unirnos como una verdadera nación y luchar para estos crímenes no queden impunes, para que los derechos de los pueblos indígenas que no están garantizados en la Constitución del Estado Peruano, sean incorporados en la carta magna; para que exista una cartera ministerial encargada de promover su existencia pacífica y desarrollo, por tanto la Constitución del Estado Peruano debe de dedicar un Título íntegramente que contenga el anhelo de los pueblos indígenas a ser reconocidos como pueblos, a la libre determinación, al respeto a sus tierras y territorio, a la consulta informada previa, a la soberanía sobre sus conocimientos tradicionales y recursos genéticos y a decidir por su modelo de desarrollo, sin que ello implique el fraccionamiento de la unidad nacional que el Estado Peruano promueve.

Gabriel Ruiz Espinoza
Abogado

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