16 de abril de 2009

UNA TAREA QUE GENERA INCLUSIÓN


Responsabilidad social de todos

La sociedad peruana atraviesa por un contexto en el que ya se manifiestan los efectos de la crisis económica internacional, el deterioro de los precios internacionales de diversos productos afecta a los productores, proveedores internos y trabajadores y sus familias. De otro lado, hay un incremento de la frecuencia, número e intensidad de los conflictos sociales, los mismos que pueden transformarse en estallidos sociales y crisis. Además, estamos próximos al inicio de un proceso electoral (2010 y 2011) con la consiguiente movilización de elementos culturales de radicalidad y confrontación en los partidos y la sociedad.


Lo señalado puede dar pie a la sensación de un clima interno de inestabilidad que repercute no solo en el desempeño económico del país sino, también, en sus resultados y respuestas sociales: disminución de los ingresos de la población; estancamiento de la reducción de la pobreza; intensificación de la corrupción, informalidad y, en general, de los delitos; radicalización de las propuestas y magnificación de los estallidos sociales o crisis; desmejoramiento de la competitividad de la sociedad. Se requiere crear un nuevo contexto interno inclusivo de baja conflictividad y mayor cohesión. Uno de los factores que interviene decisivamente en el mejoramiento del clima interno es el que se refiere a la puesta en marcha de políticas, estrategias y prácticas que redefinan los vínculos en las organizaciones, independientemente de su naturaleza jurídica.


La responsabilidad social es un nuevo paradigma, una nueva ética y una nueva forma de gerencia; en otras palabras, hace alusión a una visión, un comportamiento general y una manera de conducir y construir relaciones en las organizaciones. Es aplicable a todo tipo de entidad: pública o privada , con o sin fines de lucro. Implica establecer relaciones de respeto, reconocimiento y transparencia con su entorno social (partes interesadas o stakeholders); disposición a escuchar puntos de vista diversos y a crear un clima integrador en su entorno interno y externo; capacidad abierta a hacer enmiendas, modificaciones o rectificaciones en sus políticas, procesos técnicos y prácticas en general, manejando con un criterio transformador y, por ello, más adecuado para disolver o reducir las aristas y fricciones internas que pueden llevar a situaciones de conflicto y crisis. Las entidades que despliegan estas prácticas son menos proclives a enfrentar situaciones conflictivas o tienen mejores condiciones para manejarlas cuando se presenten. Las entidades públicas o privadas que asumen prácticas de responsabilidad social contribuyen al desarrollo económico, la reducción de la pobreza, la mejora de la gobernabilidad y la democracia, la integración y fortalecimiento de la sociedad. Generar espacios de intercambio entre diversas entidades para acercarlas en sus planteamientos y propuestas e impulsar un desarrollo sostenible de beneficio general es hacer de la responsabilidad social una tarea de todos.


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