El 18 de marzo, 2009, el diario Estadounidense “The New York Times” publicó un artículo con este título en la página principal. Escrito por Simon Romero, este artículo investiga el resurgimiento de los Sendero Luminoso y advierte que la guerra brutal que aterrorizaba el país por dos décadas posiblemente podría empezar de nuevo, pero esta vez contra un grupo rebelde más organizado, más competente, y mucho más impulsado por el narcotráfico de coca.
En una imitación de los grupos rebeldes colombianos, además de sus 350 guerreros armados, los nuevos Sendero Luminoso emplean 500 granjeros de coca. El narcotráfico ha sido un gran problema en Perú por décadas, pero según a las Naciones Unidas, en 2007, Perú produjo 290 toneladas de cocaína, superó solamente por Colombia. Aunque casi todos los granjeros proclaman a vender su coca para usas tradicionales, otras investigaciones han revelado que por lo menos 90% de la coca de Perú acaba en las manos de los narcotráficos.
Como resultado, en el agosto del año pasado, el gobierno intensificó su campaña contra los rebeldes y el narcotráfico, y la violencia siguió dentro de poco. Según a las analistas de seguridad, los Sendero Luminoso mataron a 26 personas en 2008, incluyendo 22 militares y policías, más que cualquier año en la década pasada.
Aunque la mayoría de la violencia ha ocurrido en la selva de Vizcatán (la región en el valle de los ríos Apurímac y Ene), este es un asunto que merece la atención de todo Perú. Como advierte Alberto Bolívar, un especialista en la contra insurrecta, ¨Hay personas que dicen, ´¿porqué se preocupa sobre unos pocos cientos guerreros en la selva?´ Pero se olvidan que los Sendero Luminoso empezó su lucha armada en los 1980´s con solamente unos pocos cientos hombres. Dos décadas después, 70,000 hubieran muertos.¨
Este artículo acentúa la necesidad de continuar la educación sobre derechos humanos, el peligro del narcotráfico, y la necesidad del diálogo. Si vamos a formar un nuevo Perú, un Perú seguro y próspero, no podemos permitir el mismo desconocimiento y miedo del pasado a regir la vida de la gente. Es importante iluminar otro camino para las personas que se caen en la tentación de producir drogas, y también para las que creen en la violencia como agente de buen cambio. Juntos, recordando las lecciones del pasado, necesitamos trabajar duro para asegurar un futuro donde el diálogo y la sabiduría superan el poder de la violencia y las drogas.
kevin krainz-FUENTE: www.nytimes.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario